Cómo sacar partido a la esperanza sin caer en la ansiedad
La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto. Consiste en un vivo deseo de que algo suceda, que provoca alegría y entusiasmo. Pero la confianza o deseo de que algo deseado sucederá puede producir ansiedad.
Además, cuando tenemos grandes deseos de que algo suceda, si finalmente no sucede produce una gran decepción. La decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo. Se forma al unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un desencadenante para la frustración, fuente de estrés psicológico.
La ansiedad tiene una función adaptativa encaminada a la supervivencia al igual que la ira, el miedo, la tristeza o la felicidad. Esta característica innata del ser humano puede derivar hacia formas patológicas que psiquiatras y psicólogos denominan trastornos de ansiedad.
Los pensamientos en un estado de ansiedad son del tipo: “Estoy mal, me siento mareada, noto palpitaciones, además tengo tanto que hacer que no se por donde empezar. Me siento bloqueada”, “No puedo más, me ahogo, el corazón se me sale del pecho, se me va la cabeza, voy a volverme loco”.
Respecto a la sintomatología, presenta sudores, presión en el pecho, palpitaciones, falta de aire, mareos, sequedad en la boca, nudos en el estomago y etc.
Pero la ansiedad se puede superar, o al menos aprender a controlarla.
10 principios básicos para controlar tu ansiedad
Organiza de forma ordenada tus tareas diarias.
Prioriza tus necesidades, y si no puedes realizar alguna tarea piensa que después de un día viene otro.
Todos los días resérvate un tiempo para realizar aquellas tareas que te resulten más agradables, como leer, escuchar música, pasear, bailar, hacer algo de ejercicio,…, cualquier cosa que sea relajante para tí. No dejes de hacer aquellas actividades que te dan sensación de recargar las pilas. Recuperar la energía es necesario. No te aceleres. Recuerda que hacer las cosas rápidamente no te hace más eficaz.
Acepta tus errores y aprende de ellos. Equivocarse es humano. Es imposible que todo te salga perfecto, y además, no es necesario.
Aprende a manejar tus sentimientos. Los pensamientos positivos tienen un efecto positivo en nuestro estado de ánimo. Es importante que reconozcas los pensamientos agobiantes que te surjen cuando estás preocupado. Es importante que te des cuenta de que todo no te puede salir mal siempre. O que todas las personas no pueden estar en contra tuya. Cambia el “todo”, “nada”, “siempre”, “nunca”, por “algo”, “algunos”, “a veces”.
Procura seguir una dieta equilibrada, o al menos rebaja aquellas sustancias que te provocan más nerviosismo. Recuerda que el café, el té, el alcohol, la cocaína, el cannabis, y las drogas sintéticas producen más ansiedad.
Duerme lo necesario. Si tus hábitos de descanso no son buenos, cámbialos.
Los ejercicios de relajación y respiración aportan equilibrio mental y paz interior.
Las infusiones de valeriana, pasionaria, ginkgo, biloba, kava, reducen la ansiedad.
Aprende a controlarte y disfruta la vida.