¿Cómo utilizamos el lenguaje?

Introducción

El estudio de la pragmática se fija en cómo nos ocupamos de los aspectos del lenguaje que van más allá del simple significado de lo que oímos y decimos (ej. haciendo inferencias). Se ocupa de cómo hacemos las cosas con el lenguaje y cómo averiguamos el propósito de lo que nos dicen.

El estudio de la pragmática se puede dividir en dos temas interrelacionados:

El primero es cómo vamos, como oyentes y hablantes, más allá del significado literal de lo que oímos y decimos, para hacer y extraer inferencias. Ej. Si digo “¿Me puedes pasar la sal?”, normalmente no estoy preguntando si mi interlocutor tiene realmente la habilidad de pasarme la sal; es una forma indirecta, cortés de decir “pásame la sal”.

Intentamos alcanzar determinados objetivos cuando hablamos. Clark llama capas a este tipo de comportamiento. En la práctica, el lenguaje tiene múltiples capas de significado.

El segundo tema es cómo mantenemos conversaciones. Para lograrlo, tenemos que colaborar. Ej. Eres evidente que no queremos hablar todos a la vez. ¿Cómo lo evitamos? ¿Tienen las conversaciones una estructura que nos ayuda a evitarlo?

Un tema central aquí es que la gente siempre está haciendo inferencias a todos los niveles a partir de lo que oye. Nuestras expresiones interactúan con el contexto en que se dicen para obtener todo su significado.

Inferencias en la conversación

Las inferenciasdesempeñan un papel importante en la comprensión del texto, y son igual de importante en la conversación. Hacemos inferencias, no sólo de lo que dice la gente, sino también de cómo lo dice, e incluso de lo que no dice. En la conversación tenemos un recurso adicional: podemos preguntar a la otra persona, ya que es la conversación es un acto cooperativo.

Actos de habla: Austin y Searle

Cuando hablamos tenemos objetivos, y la tarea del oyente consiste en descubrir esos objetivos. Según Austin y Searle cada vez que hablamos realizamos el acto de hablar: intentamos hacer cosas con nuestras expresiones.

Austin partió del objetivo de explorar las frases que incluían verbos de acción. Estos verbos realizan un acto por su propia expresión. Ej. “Os declaro marido y mujer” (siempre que las circunstancias sean adecuadas, como el tener la autoridad para hacerlo; estas circunstancias se conocen como condiciones dichosas). Austin afirmó que todas las frases son de acción, aunque la mayoría lo sea de forma indirecta (Ej. “Mi casa está adosada”  “Por la presente declaro mi casa adosada”).

Austin diferenció tres fuerzas que posee toda frase:

  • Fuerza locutiva: El significado literal de la expresión

  • Fuerza ilocutiva: Lo que el hablante está intentando conseguir con lo que dice.

  • Fuerza perlocutiva: El efecto que tiene realmente la expresión sobre las acciones y creencias del oyente.

Según Searle, cada acto del habla pertenece a una de cinco categorías:

  • Representativo: La persona que habla está afirmando el hecho y transmite su creencia de que la afirmación es verdadera.

  • Directivo: El hablante está intentando conseguir que el oyente haga algo.

  • Comprometedores: El hablante se compromete a un curso de acción futuro.

  • Expresivo: El hablante desea revelar su estado psicológico.

  • Declarativo: El hablante comenta un nuevo estado.

Son problemas en este campo la falta de acuerdo y la falta de criterios detallados.

Los actos del habla directos son expresiones directas en los que la intención del hablante queda revelada en sus palabras.

Los actos del habla indirectos requieren cierto trabajo por parte del oyente. El hecho de que las expresiones sean indirectas desempeña una función: es un mecanismo importante para transmitir cortesía en una conversación.

Los significados de los actos del hablar indirectos no siempre resultan evidentes. Searle propuso un mecanismo de dos fases para computar el significado pretendido: El oyente prueba primero el sentido literal para ver si tiene sentido en el contexto, y sólo si no lo tiene hace el trabajo adicional de encontrar un significado no literal. Aun así no hay duda de que el significado literal se entiende tan deprisa, o aún más, que el significado literal.

Cómo tener una conversación: las máximas de Grice

Principio cooperativo (Grice) En las conversaciones, los hablantes y los oyentes cooperan para que la conversación sea significativa y tenga sentido. Para cumplirlo tiene que hacer su contribución a la conversación cuando se requiere, tal y como se requiere.

Esto se logra utilizando cuatro máximas conversacionales:

  • Máxima de la cantidad: Hacer que las contribuciones sean todo lo informativas que se requiere, pero no más.

  • Máxima de la calidad: Hacer que la contribución sea verdadera.

  • Máxima de la relevancia: Hacer que la contribución sea relevante para el objetivo de la conversación.

  • Máxima de la forma: Hacer que la contribución sea clara.

Sperber y Wilson afirmaron que la fundamental es la relevancia, y que las demás se pueden deducir de ésta. Sin embargo, normalmente intentamos extraer un sentido de las conversaciones que parecen desviarse de estas máximas. Suponemos que, en general, el hablante está cumpliendo el principio comparativo. Para ello, hacemos una inferencia conocida como, implicación conversacional.

Brennan y Clark propusieron que, en las conversaciones, los hablantes hacen conjuntamente pactos conceptuales sobre los nombres que van a utilizar. Los pactos conceptuales son dinámicos: evolucionan con el tiempo, se pueden simplificar e incluso cambiar.

El hemisferio derecho del cerebro desempeña un papel importante en el procesamiento de algunas facetas pragmáticas del lenguaje. Está implicado en el procesamiento no literal. Los pacientes con una lesión del hemisferio derecho tienen problemas para comprender los chistes, modismos, metáforas y proverbios.

La estructura de la conversación

Hay dos planteamientos distintos para analizar la forma en que se estructuran las conversaciones:

  • El análisis del discurso: Utiliza métodos generales de la lingüística. Pretende descubrir las unidades básicas del discurso y las reglas que las relacionan.

  • El análisis de la conversación: es mucho más empírico, y pretende descubrir las propiedades generales de la organización de la conversación sin aplicar reglas.

En una conversación, la persona A dice una cosa, la persona B habla a su vez, la persona A tiene otro turno, etc.; este aspecto de la conversación se conoce como el de tomar turnos. Un turno varía en longitud, y puede contener más de una idea. Otras personas pueden hablar durante un turno, en forma de comunicación de canal trasero, haciendo ruidos, diciendo palabras, o gestos para demostrar que el oyente sigue escuchando, comprende, está de acuerdo, etc.

La estructura de los turnos queda explícita por el ejemplo de los pares de adyacencia (preguntas-respuesta, oferta-aceptación).

Sacks et al propusieron que la unidad mínima de construcción de turnos con la que se construye un turno viene determinada por la estructura sintáctica y semántica, y por el tipo de entonación de la expresión. La mirada es importante: tendemos a mirar hacia nuestros oyentes cuando estamos llegando al final de un turno.

Wilson y Wilson propusieron un modelo más biológico del control de la toma de turnos. Afirmaron que, durante una conversación, se sincronizan o entrenan osciladores endógenos en los cerebros del hablante y del oyente. Los osciladores endógenos son grupos de neuronas que se disparan juntas de forma periódica y actúan como relojes en el cerebro.

Las conversaciones son una actividad de colaboración, y los hablantes colaboran con los oyentes para garantizar que se comprenden sus expresiones. La idea de que los hablantes particularizan sus expresiones a las necesidades particulares de los destinatarios se conoce como diseño en función de la audiencia.

Pickering y Garrod hablan del Proceso de alineación: Proceso de intentar hacer coincidir las representaciones de hablantes y oyentes. Afirman que la alineación se produce por medio de cuatro tipos de mecanismos fundamentalmente automáticos: imprimación, inferencia, utilización de expresiones rutinarias y monitorización y reparación de lo producido.

Tal vez el mecanismo de alineación más importante sea la imprimación. La imprimación de palabras y estructuras sintácticas garantiza que las representaciones lingüísticas quedan alineadas a diversos niveles.

Pickering y Garrod ponen énfasis en la forma en que los oyentes hacen predicciones en las conversaciones, y en que estas predicciones se hacen en el sistema de producción del habla: la compresión deriva de la producción, sobre todo en circunstancias difíciles.

Aunque los hablantes evitan a veces la ambigüedad lingüística, se esfuerzan especialmente para evitar la ambigüedad no lingüística. La ambigüedad no lingüística se produce cuando hay múltiples casos de significados similares.

Ferreira et al concluyeron que los hablantes monitorizan lo que dicen y pueden, en ocasiones, detectar y evitar la ambigüedad lingüística antes de producirla. Los hablantes son mucho mejores resolviendo la ambigüedad no lingüística que la ambigüedad lingüística.

La producción del habla se produce con lemmas elegidos rápidamente que se producen cuanto antes.

Sonido y visión

El estudio de la forma en que interactuamos con el mundo visual requiere una sofisticada tecnología de análisis del movimiento de los ojos. El estudio del mundo visual ha adquirido tanta importancia porque proporciona una nueva herramienta para estudiar cómo comprendemos el lenguaje y el habla.

Aunque los adultos utilizan mucho el mundo visual, los niños lo hacen en mucho menor grado.

Utilización de la información visual en la comprensión

Aunque los lectores adultos recurren fundamentalmente a la información léxica para generar estructuras sintácticas alternativas, los oyentes adultos utilizan en gran medida el mundo visual que tienen delante. En concreto, la gente puede utilizar información referencial de la escena visual que está mirando para superar sesgos léxicos muy potentes.

Los resultados demuestran que el procesamiento del lenguaje tiene en cuenta de inmediato el contexto relevante no lingüístico, y van en contra de los modelos en los que las decisiones sintácticas iniciales están guiadas exclusivamente por la información sintáctica.

Un tipo de información particularmente relevante es la información que proviene de los propios hablantes. Tendemos a mirar a aquello a lo que está mirando la persona que habla. Los movimientos oculares del oyente terminan correspondiéndose con los movimientos oculares del hablante; se mueven sobre la escena de la misma manera, pero con un retraso de dos segundos.

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