Regulación de la secreción hormonal

La secreción de las diferentes hormonas es regulada constantemente para ajustarse a las necesidades del organismo. Estos sistemas hormonales forman parte de un circuito de retroalimentación en el que la variable controlada, generalmente el nivel sanguíneo de la hormona o alguna función de ésta, determina la magnitud de secreción de dicha hormona. El control empleado suele ser de retroalimentación negativa: al aumentar el nivel de hormona en sangre se «informa» a los mecanismos que controlan su secreción para que ésta disminuya o, al contrario, para que aumente cuando el nivel de hormona disminuye. Estos sistemas de retroalimentación negativa varían en cuanto a su nivel de complejidad.

El mecanismo de retroalimentación más sencillo es aquél en el que la secreción hormonal está regulada por la concentración en sangre de la misma hormona o de alguna otra sustancia. El ajuste tan exacto que se produce entre el nivel de glucosa en sangre y el ritmo de liberación de insulina proporciona un ejemplo de este mecanismo de regulación. Cuando aumentan los niveles de glucosa en sangre, las células β de los islotes de Langerhans del páncreas son estimuladas para liberar insulina, lo que produce la reducción de los niveles de glucosa sanguínea. Al recuperarse unos niveles constantes de glucosa en sangre se produce una retroalimentación hacia el páncreas para que disminuya su secreción de insulina.

La complejidad de los mecanismos de retroalimentación aumenta de forma considerable en los sistemas hormonales cuya secreción está regulada por los efectos activadores o inhibidores de otras hormonas.

Los sistemas de control que enlazan el hipotálamo y la hipófisis con la glándula tiroides, la corteza suprarrenal y las gónadas, proporcionan ejemplos de controles múltiples encadenados. Ya se ha explicado que las hormonas hipotalámicas controlan la secreción de hormonas trópicas desde la hipófisis y éstas a su vez estimulan la liberación de las hormonas del tiroides, de la corteza suprarrenal y de las gónadas. También se han descrito los mecanismos de retroalimentación (Figs. 13.16, 13.18 y 13.21), que regulan el funcionamiento de estos ejes, si bien, su complejidad es mayor que la que hemos expuesto previamente. En la Fig. 13.26 se resumen los diferentes mecanismos de retroalimentación que controlan la secreción hormonal.

El SNC, a través del hipotálamo, regula la secreción de las hormonas producidas por las glándulas endocrinas. Estas hormonas llegan a través de la circulación sanguínea a diferentes órganos, entre ellos el cerebro, cerrando así un bucle de retroalimentación.

El hipotálamo, además de ser sensible a los niveles hormonales, integra información de muchas partes del organismo y de diferentes zonas del encéfalo a donde llega la información procedente de los órganos sensoriales (Figura 13.26). De esta manera, la producción hormonal queda regulada por los cambios del medio interno y externo.

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