El nacimiento de la Psiconeuroinmunología

El objetivo de la Psicobiología, al igual que el de otras disciplinas psicológicas, es el estudio de la conducta humana, considerada ésta como una propiedad biológica más de los seres vivos que no es ajena a las leyes biológicas que regulan otros rasgos o características del organismo. Para la Psicobiología, la conducta es una consecuencia de la actividad integrada del SN y del sistema endocrino (sistema neuroendocrino) que permite al organismo relacionarse de forma activa y adaptativa con el medio en el que vive.

Hasta la década de los años 50 del pasado siglo XX, el punto de vista tradicional con el que se enfocaba el estudio del sistema inmune se centraba en las interacciones entre las diferentes células inmunitarias y en la forma en que unas células regulaban la actividad de las demás dentro del propio sistema. Desde esta perspectiva, el sistema inmune era considerado como un sistema de defensa, en cierta forma autónomo, que se autorregulaba y cuyo funcionamiento era independiente del SN. Sin embargo, este punto de vista fue insuficiente a la hora de explicar los cambios en la actividad del sistema inmune observados en sujetos expuestos a situaciones de estrés, tanto en humanos como en animales de experimentación. El descubrimiento de que un individuo expuesto a diversas situaciones estresantes presentaba una mayor susceptibilidad a las infecciones modificó este enfoque tradicional, y desde entonces se ha concedido un importante papel a los factores psicológicos, y en definitiva a la conducta, en la regulación de la función inmune. Probablemente no nos equivocaremos al pensar que ningún sistema o mecanismo implicado en el mantenimiento de unas condiciones fisiológicas estables para el organismo, y el sistema inmune es claramente uno de ellos, pueda evitar la influencia de las interacciones entre los acontecimientos conductuales y fisiológicos. En este contexto, los procesos inmunitarios no pueden ser estudiados de forma aislada, como si fueran totalmente independientes y autónomos, sin considerar al organismo y al medio externo en el que éste se desenvuelve, y el medio interno en el que estos procesos tienen lugar.

Este cambio de planteamiento desencadenó a finales de los años 70 el nacimiento de un nuevo campo de estudio interdisciplinar, la Psiconeuroinmunología, término empleado por primera vez por el psicólogo Robert Ader en 1980, cuyo objeto de estudio son las interrelaciones que se establecen entre el SN, el sistema endocrino, el sistema inmune y la conducta. La principal premisa que asume la Psiconeuroinmunología es que el SN, el sistema endocrino y el sistema inmune constituyen un sistema de defensa unitario e integrado, cuyo objetivo es lograr la adaptación del individuo a su medio, lo que en definitiva garantizará su supervivencia y la de su especie. Aunque cada uno de los componentes de este sistema integrado desempeña funciones especializadas, recibe y responde a la información procedente de los demás, y en este contexto se ha planteado que el sistema inmune podría desempeñar un papel similar al de un receptor sensorial: estaría especializado en el reconocimiento y en la respuesta ante los agentes extraños al organismo, información que comunicaría al SN para que éste pueda poner en marcha los mecanismos adecuados para poder enfrentarse a ellos según la situación.

Las investigaciones han puesto de manifiesto las complejas interrelaciones bidireccionales existentes entre el SN, el sistema endocrino, el sistema inmune y la conducta. Existe una regulación nerviosa y endocrina de las respuestas del sistema inmune y, viceversa, los acontecimientos que ocurren como parte de las respuestas defensivas del sistema inmune pueden afectar la actividad nerviosa y hormonal. Los factores psicológicos/conductuales pueden afectar a la función inmune y ésta, a su vez, es capaz de modular diferentes aspectos de la conducta (Fig. 14.1).

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